Está claro que este 2020 fue un año atípico; fue un año de replanteamientos y cambio de sentido en la dirección donde la humanidad se estaba dirigiendo.
Si bien fue, y es, un duro golpe al sector económico y sobre todo al sector de la salud a nivel mundial, nos hizo esclarecer ciertos conceptos generales que teníamos de África. Por este motivo, este artículo lo hemos llamado la Excepción Africana ¿Porque? A hecho pedazos a una idea u opinión general que consideramos verdadera. África se ha transformado en una verdadera paradoja.
Si bien, muchos expertos indican que todavía es muy pronto para darlo por cierto, Africa ha demostrado una rapidez en su modo de reaccionar frente al virus, provocando así, ser uno de los continentes menos afectados.
Para poder avanzar es necesario visualizar números: Europa cuenta con 742 millones de habitantes, casos confirmados (a día de la fecha) de COVID-19 9.117.461 habitantes y número de fallecidos 246.797.
Mientras que el continente africano cuenta con 1.216 millones de habitantes, casos confirmados (a día de la fecha) de COVID-19 1.738.877 habitantes y número de fallecidos 41.672
Expertos con una visión más reacia indican que este bajo índice de mortalidad se debe por diferentes factores que manipulan negativamente los verdaderos resultados como:
- Un deficiente estado de salud: La deficiencia sanitaria provoca que no se hagan los test suficientes para comprobar la posibilidad de COVID-19 en los habitantes.
- Un continente menos globalizado: A diferencia de Europa donde los jóvenes se mueven constantemente por diferentes ciudades para reuniones, congresos, fiestas, etc. África es un continente donde su población reduce su movilidad considerablemente, su realidad es completamente diferente.
- Medidas drásticas: Tenemos dos casos totalmente opuesto dentro de África. Por un lado un país como Sudáfrica, donde presenta el mayor número de mortalidad dentro del continente con 19.053 fallecidos en el dia de la fecha; Sudáfrica ha sido el primer país en tomar medidas (se consideran las más drásticas a nivel mundial) para evitar la propagación del virus, desde el cierre total y completo de sus puertas hasta la prohibición de cigarrillos bebidas alcohólicas. Y por otro lado, Tanzania. Su presidente, John Magufuli, niega profundamente la pandemia y no entrega ningún tipo de estadística sobre casos y fallecidos a la organización mundial de la salud.
No obstante a esta visión, tenemos aquellos expertos que hablan de la “Venganza de los Pobres”. Más allá que puede ser verídica la falta de test para realizar pruebas hay un hecho que es relevante: el número de fallecidos. Países como Kenia (52 millones de habitantes) Uganda (42 millones de habitantes) y Ghana (30 millones de habitantes) presentan, al día de la fecha, 934, 103 y 316 de fallecidos respectivamente. Mientras que países como España (47 millones de habitantes), Italia (60 millones de habitantes y hasta el mismísimo Reino Unido (67 millones de habitantes) presentan, al día de la fecha, 35.298, 37.700 y 45.365 de fallecidos respectivamente.
Como podemos visualizar, solo el Reino Unido tiene más número de fallecidos que el continente Africano (número fallecidos continente africano es de 41.672 al dia de la fecha). Es decir, que aunque aumentemos 5 veces el margen de error de los fallecidos en el continente africano el índice de mortalidad sigue siendo más alto en Europa.
Por supuesto que estos datos pueden variar en un futuro, pero está claro que no son los 10 millones de fallecidos que pronosticaba Bill Gates una semana después del primer identificado, de origen italiano, de covid en Nigeria el 24 de febrero de 2020.
Esto se da por tres factores fundamentales y, desde nuestro punto de vista, admirables por parte del continente africano. Un continente que vive constantemente explotado y con las mínimas posibilidades de llegar a ser un continente desarrollado a nivel económico, social y político, nos demuestra una vez más que ser pobre o no contar con ventajas que muchos tienen en el primer mundo, no es una excusa para poder afrontar pandemias.
- Medidas tomadas con rapidez: El continente africano fue el primero en reaccionar en la decisión de toma de medidas para prevenir la pandemia. Como ya hemos mencionado, tenemos como ejemplo Sudáfrica, si bien es el mayor país con índice de mortalidad por el virus también es cierto que sus muertes son el 50% menos que países como España e Italia. Otro claro ejemplo es Ruanda, apenas con 20 infectados y cerradas sus puertas y cancelado los vuelos programados. Ruando presenta 34 personas fallecidas por covid al dia de la fecha.
- Experiencia con Pandemias: El continente está acostumbrado a vivir y convivir con diferentes pandemia como por ejemplo la malaria, tuberculosis, cólera, VIH y el ébola. De hecho, miles de personas mueren anualmente por estos virus, superando con creces el índice de mortalidad del COVID-19. Para que seamos conscientes de la gravedad que diariamente vive el continente, desde el 2014 al 2016 solamente el ébola ha dejado 11.325 muertos. Muchos países del continente ya contaban con la infraestructura para prevenir, contener y controlar cualquier tipo de pandemia, sobre todo el ebola. Desde la creación de funcionarios para sanidad públicas especializados en el área, detección en los aeropuertos hasta termómetros sin contacto en puertas de entrada. El ébola les enseño a detectar casos, tratar a las personas confinadas, trabajar el aislamiento, etc les enseño a crear conciencia.
- Factor demográfico: Hay un factor clave que es este, la edad media en el continente africano es de 19 años mientras que en el continente europeo la edad media es de 40 años. Sabemos muy bien que este virus ha afectado considerablemente a los mayores, a los abuelos. Es un virus donde la mortalidad en jóvenes es muy inferior a la media adulta. El europeo vive 20 años más que incluso, el país más próspero de áfrica (Sudáfrica).
Esto no se trata de una competencia, sino de analizar los datos en un escenario actual internacional. Por supuesto, que África sigue siendo un continente vulnerable en todos sus aspectos, económico, político, sanitario y social. Falta mucho por hacer y debemos defender los derechos de cada uno para que todos sus habitantes puedan vivir dignamente. Pero África, una vez más nos enseña no sólo de humanidad y simpleza de la vida sino también de crear una conciencia colectiva frente a una pandemia.