Etiopía, localizado en el cuerno de áfrica, destaca entre otras cosas por su cultivo de café. Cada año se estima una producción de entre 200 y 250 mil toneladas de café, una gran parte es exportada, peleada por grandes multinacionales, otra parte se queda en el país, dónde el consumo de café está muy arraigado entre la población.
Muchos atribuyen a este país el origen del café, de hecho se habla de la historia del pastor Kaldi. Narra esta historia cómo Kaldi, un humilde pastor de Etiopía, descubre el café al ver a sus cabras atraídas por los frutos de un arbusto, para el desconocido. Kaldi decidió dar probar los frutos de dicho arbusto a sus cabras y observó como éstas se sentían con más energía. Los monjes de su poblado realizaron un brebaje con dichos granos, sin embargo no tenía muy buen sabor, por lo que decidieron tirarlo al fuego, en ese momento los granos tostados daban un olor tan agradable que los monjes volvieron a probar el brebaje una vez los granos se habían tostados, surgiendo así esta bebida.
Verdad o no, lo cierto es que Etiopía produce uno de los mejores cafés, de los más auténticos. Al igual que otros, el café de Etiopía tiene diferentes clasificaciones, en función de su grano, tipo de cultivo, ó si se utiliza un proceso seco o no.
A rasgos generales existen tres grandes variedades de café: variedad robusta, variedad arábica y robusta, y variedad arábica. La principal variedad en producida en Etiopía es la variedad arábica. Se considera que el mejor café se produce en las tierras altas del país. Un tipo de café arábico procedente de Yirgacheffe, éste café se cultiva en tierras a una altitud de 2000 metros, con un grado de humedad apropiado tanto en su cultivo como en su proceso de tratamiento.
Yirgacheffe y Gedeo son regiones del sur de país producen en conjunto un tercio de la producción del país. Grandes cifras de las cuales depende gran parte de la población del país, dado que esta materia emplea entorno al 80% de la población del país.
Éstos cafés cultivados a grandes alturas se caracterizan por su gran acidez. También existen cafés de poca cafeína, otro más dulces o de aromas intensos.
Sin embargo es un producto que sufre unas difíciles condiciones de comercialización, especialmente por la presión que ejercen grandes multinacionales.
Aunque, sin lugar a dudas es uno de los mejores cafés para llevar a la mesa, con una historia en sus cultivos, y con una larga historia en su país; no olvidemos que Etiopía fue el único país africano no colonizado, por lo que aún guarda intacta su cultura.
Sin lugar a duda un país donde activar los 5 sentidos gracias a la naturalidad de su producto estrella.